LA PIPA Y LAS BOTAS

Subcomandante Marcos

LA PIPA Y LAS BOTAS
Profr. Walfré Hurtado Sotelo

            Esta historia empieza el 1o. de enero de 1994, en un lugar de la Selva Lacandona, Chiapas, cuando inesperadamente surgen señales de “humo” de fusiles y metralletas para avisar a toda la población del mundo el inicio de una guerra entre rostros color de la Tierra y rostros color del dinero.

            Como las malas noticias tienen alas, este acontecimiento difundido con la más avanzada tecnología de la época contemporánea, pronto dio la vuelta al orbe.

            En estos enfrentamientos ha habido muchas pérdidas humanas de ambos grupos. El problema está latente. No es racista; aunque esté disfrazado con el nombre por los derechos de la cultura indígena. Más bien es económico. El estado de Chiapas es rico en recursos naturales: petróleo, uranio, agua y maderas preciosas.

            Entre los políticos se echan unos a otros la bolita para no dar solución a los grandes problemas nacionales. Esta guerra interna se inicia con El Ratón Orejón, que se lo hereda a Panza de León y por último le queda a Las Botas; que por cierto le queda grande.

            Las Botas recién llegadas del país de nunca jamás de Peter PAN ofreció solucionar este conflicto en 15 minutos y hasta el momento no lo ha logrado, después de cien días.

            Dadas las condiciones actuales La Pipa vio que el camino estaba libre para lograr su propósito de darse una vueltecita por la capital; ya tenía siete años sin cumplir sus deseos.

            Viajando en su Zapatour por varios estados de la República Mexicana, en su recorrido, va recibiendo muestras de simpatía de los pobladores de estos lugares y de todo el territorio nacional.

            En Tlaltizapán de Zapata, Mor., una gran multitud lo ovaciona. Las marimbas interpretan algunos sones. Tal parece como si cobraran vida estos versos del canto popular al autor de la frase “Tierra y Libertad”.

            Arroyito revoltoso,
            ¿Qué dijo aquel clavel?
            - Dice que no ha muerto el jefe
            que Zapata ha de volver.
            Las balas pudieron matar al hombre,
            pero nunca a la leyenda:
            ¡Emiliano Zapata vive!

            Las cámaras y micrófonos difunden a todo el planeta la voz e imagen de La Pipa convirtiéndose en un gran luchador social.

            De pronto llegó el ogro “Ciego” Cervantes que se cree el dueño del circo olvidándose que sólo forma parte de él, metiendo la cola entre La Pipa y Las Botas. A fuerza quiere verle el rostro a La Pipa ¿Acaso quiere casarse con él?

            Las Botas solitarias, sin partido y muy pronto sin pueblo, manifiesta su gran deseo de fumar la “PIPA DE LA PAZ”, para ganar el premio Nobel o credibilidad. Envía la “Carta Primaveral” invitando al encapuchado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional a “Los Pinos”, para ofrecerle que le atienda el changarro, con el pretexto del “Diálogo de la Paz”.

            Pronto sabremos el incierto final de esta historia en la que se ha derramado más tinta que sangre en todos los comentarios que se han escrito en todas las publicaciones del tercer planeta del Sistema Solar. Ojalá no resulte ser una guerra cibernética nada más, en la que los indígenas se queden vestidos y alborotados.